Salimos de Vitoria después de comer rumbo al sur.
Al llegar a Simancas (Salamanca) pensamos en cenar, dar un paseo y pasar la noche; sin embargo hacía un viento frío, las tabernas y restaurantes estaban cerrados y el ambiente desolador nos decicieron a buscar otro reposo.
Encontramos que Zamora era la ciudad más cercana y, como tampoco la conocíamos enfilamos hacia allí, donde llegamos sobre las 22:30
Nos resultó extraordinariamente ordenada, tranquila ¡y con estacionamientos!.
La gente amable y relajada, al menos todos aquellos a quienes preguntamos cosas.
Fuimos a cenar al Rincón de Antonio en pleno Centro y luego a dormir, tras un paseo por la Calle Santa Clara, que está llena de palacios, iglesias, plazas y monumentos.
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